Cuando entré en política, fruto de mis ideales demócratas, era un tanto ingenuo y llegué a creer que podría defender mis ideas, tan válidas como las que más, con total libertad sin que viera peligrar mi integridad física ni la de mis compañeros. Pensaba que los ataques de los violentos no alcanzarían mi ciudad, que era muy difícil que pudiera llegar a afectarme la violencia terrorista. ¡Pobre ingenuo!
Hace dos años colocaron una bomba en la sede del PP. Afortunadamente no llegó a explotar. Sólo fue un susto, tanto para los militantes populares como para los vecinos de las viviendas contiguas. Meses después, nos reventaron las ventanas de la sede con piedras. Afortunadamente a esas horas no había nadie en el edificio y no lamentamos daños humanos. Desgraciadamente los sufrimos algún tiempo más tarde. Una concejal popular de un pueblo vecino recibió una pedrada durante una manifestación que le produjo una brecha junto a la ceja. Por centímetros nuestra compañera se salvó de perder un ojo... o la vida.
Nuestras sedes son atacadas continuamente por los enemigos de la democracia: hemos contabilizado alrededor de 300 agresiones contra militantes y sedes de sindicatos, partidos y organizaciones no abertzales en los últimos meses, que van desde pintadas, amenazas en internet, agresiones físicas, sedes quemadas, etc. Una de las últimas agresiones que más de cerca me afectaba fue la sufrida por un joven administrador de un conocido portal web afín a los ideales del PP, que fue agredido en la puerta de su casa de Bilbao por una quincena de encapuchados que le amenazaron de muerte si no abandonaba su tarea informática. El joven iba acompañado por una amiga que también fue agredida mientras los energúmenos le gritaban “guarra” y “putita españolita”.
Desde hace un tiempo, en Basauri aparecen con especial virulencia los conocidos como “muros de la vergüenza”, es decir, pintadas que enaltecen la violencia contra aquellos que no pensamos como ellos. Desde el PP local se condenó la aparición de estas pintadas, muchas de las cuales estaban cerca de centros educativos, y se pidió que fueran borradas y que se realizaran actuaciones con los más jóvenes para prevenir futuros intolerantes. Ante la falta de reacción por parte de las autoridades, los miembros de Nuevas Generaciones decidimos borrarlas a plena luz del día. La Ertzaintza nos prohibió borrarlas si no les presentábamos la autorización de los dueños de la pared donde se encontraban las pintadas. Finalmente conseguimos dicho permiso y pudimos borrarlas. Días más tarde, y como reacción, nuestra sede fue atacada con pintadas amenazantes del tipo “Españoles no. Os vais a quemar”.
La última de las agresiones la padecí en mis propias carnes. Días antes de la Aste Nagusia de Bilbao, la Semana Grande, el consistorio bilbaíno celebraba su tradicional acto cívico de homenaje a la Ikurriña y a la personalidad vasca. Un acto que desde la Transición ha perdido su carácter popular, de homenaje de todos los vascos hacia su tierra y su bandera, y ha sido apropiado por el nacionalismo vasco. En este sentido, el PP ha tenido parte de culpa porque en su día decidió mantenerse al margen de dicha muestra de fervor vasquista por no estar de acuerdo con las connotaciones nacionalistas del acto y por no sentirse identificado por las consignas que allí se pregonaban. No obstante, en el seno del partido ha habido siempre sectores que apostaban por recuperar dicho acto de homenaje al País Vasco. Los militantes del PP somos tan vascos como los del PNV o Eusko Alkartasuna y tenemos, por tanto, el mismo derecho a manifestar nuestro sentimiento como cualquier otro vasco.
Este año, por suerte, el PP de Bilbao decidió convocar a sus militantes a acudir con pancarta propia a dicho acto institucional. La noticia fue muy bien acogida por muchos compañeros de otras ciudades que confirmaron su presencia. No tardaron en llegar las amenazas por parte de conocidos grupos violentos que responsabilizaron a Basagoiti, líder del PP vasco, de cualquier incidente que pudiera ocurrir. Dichos elementos animaban a recibir “con patadas y puñetazos” a cualquier españolista que osara acudir al homenaje. Basagoiti denunció las amenazas y pidió protección policial durante la jornada reivindicativa. Desde el Departamento de Interior del Gobierno Vasco se nos aseguró que la Ertaintza velaría por la seguridad de los militantes populares.
Nada más llegar, el poco menos de un centenar de valientes del PP que decidimos acudir, fuimos recibidos con una lluvia de huevos llenos de pintura por parte de un grupo de violentos. Hasta ese momento la Ertaintza no nos había acompañado. Estábamos solos ante lo que sabíamos que iba a ser una agresión con límites insospechados. Antes de que apareciera la Ertzaintza, los violentos nos insultaron, empujaron, propinaron patadas y nos quitaron las banderas de nuestro partido, impidiéndonos finalmente incorporarnos a la marcha de homenaje a la enseña vasca. La Ertzaintza apareció justo para evitar un linchamiento. Cumplieron con su trabajo, pero llegaron tarde y en un número escaso. Dos de nuestros representantes en el parlamento vasco acudieron para con su intervención procurar que la Ertzaintza se esmerara en el cumplimiento de su misión. Los violentos nos siguieron por las calles de Bilbao, acorralándonos. Oí los gritos de los jóvenes radicales: “¡Urrutia, jódete!”. Me conocían y apuntaban directamente hacia mí. No hubo detenciones. Días después se jactaban públicamente en sus foros de internet de las agresiones cometidas.
Esta es una muestra de la falta de libertad que vivimos la minoría popular en el País Vasco. Por suerte la acción de los cuerpos de seguridad contra esta gente es contundente. Cada semana hay nuevos avances en la lucha contra el terrorismo. Los partidos y asociaciones afines son ilegalizadas y sus cabecillas encarcelados. Aun así, no se puede hablar de libertad en Euskadi. En este momento me juego mi integridad física escribiendo estas líneas. Indignante... ¿verdad?
Per sort, Urrutia és un personatge de ficció
Per sort, Joseba Urrutia és tan sols un personatge de ficció que ha servit per a que molts de vosaltres ara mateix vos sentiu més demòcrates que mai, més partidaris de la llibertat d’expressió i més convençuts de que els valencians no patim la mateixa situació que els bascos. Vos equivoqueu.
Joseba Urrutia és Jose Beteta, no és del PP sinó del BLOC i no és de Basauri sinó d’Alzira. Els fets relatats per Joseba són fets reals patits en primera persona. Fa dos anys la bomba en la seu nacional, les continues agressions a les nostres seus, les agressions físiques a companys, la impunitat amb la que actuen els grups d’extrema dreta en el País Valencià... tot és verídic. Els murs de la vergonya els tenim en la nostra ciutat, on han proliferat les pintades nazis. L’agressió a l’administrador del portal valencianisme.com va ocórrer el darrer 8 d’octubre, vespra del dia dels valencians. La pedrada a una regidora nostra va ocórrer a Gandia. L’agredida va ser Maite Peiró, regidora valencianista de l’Alqueria de la Comtessa. No hi va haver detinguts.
La fictícia marxa d’homenatge a la Ikurriña és la Processó Cívica del 9 d'octubre, a la qual un centenar de militants i simpatitzants del BLOC voliem acudir com veniem fent els últims anys. Els agressors en este cas sí que tenen nom i cognoms, i les entitats i partits feixistes agressors també. No poguérem participar. Ens reberen amb ous de pintura, espentes, insults, patades, sense que hi haguera cap detingut.
La diferència entre Joseba i un servidor és que, mentre totes les agressions patides per ell van ser portada dels mitjans de comunicació autonòmics i estatals, les nostres agressions queden en l’oblit. No hi han detencions, No s'aplica la llei de partits. No s’investiga. Es permeten manifestacions racistes i xenòfobes d’estos grups. Com pot ser que una organització terrorista amb dècades d’història com ETA patisca detencions cada dos o tres setmanes, i els grups d’extrema dreta valencians actuen amb total impunitat? O els nazis són molt espavilats i els etarres molt ignorants, o les forces de seguretat no estan fent tot el que poden per a combatre la violència feixista en la nostra terra. PP i PSOE són responsables directes d’estes agressions per no posar els mitjans necessaris per a evitar-ho.